martes, 25 de octubre de 2011

Inmediatez de lo abstracto y dificultad de lo real

Hegel se burlaba de sus contemporáneos románticos, que clamaban por el absoluto y despreciaban la expreciencia terrenal. ¡Como si lo terrenal viniera regalado y las alturas celestiales de lo absoluto fueran lo más dificil! 


-La experiencia no es de ninguna manera lo primero y lo más inmediato; para     la historia de la ciencia ha sido, más bien, una ardua conquista renancentista, en la que el espíritu ha invertido todos sus esfuerzos.



La opinión habla ''de todo y de nada'' porque nunca se sabe de qué habla en realidad.


La ciencia habla de las cosas concretas. El patrimonio de la opinión, en cambio, es el Todo, el Absoluto; pero un Todo que es todo a fuerza de impotencia, a fuerza de no lograr ser nada concreto.



-La ciencia habla siempre exactamente de lo que habla, y de nada más.
La opinión, en cambio, pretende estar hablando de esto y en seguida empieza a hablar de lo otro.
Se desliza de tema en tema sin saber por qué.


Al ser humano lo que le falta o es una nueva religión que lo eleve, sino una ciencia que le haga descender a la tierra, que le obligue a hacerse cargo políticamente de las cosas que ocurren ahí.
Un Absoluto que es ''la noche en la que todos los gatos son pados'' es un Absoluto que viene de sutyo con la ignorancia y la estupidez. Si se trata de contemplar todo reunido en una unidad indiferenciada que te haga ''sentir la divinidad'' no hará falta buscar muy lejos. Lo que prometen es volver a la ignorancia y a la estupidez, hata que la noche sea completamente oscura y ya no haya ni siquiera gatos.
La filosofía, dice Hegel ''debe guardarse de ser edificante'', debe mostrarnos el camino de la ciencia.

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