martes, 25 de octubre de 2011

De lo abstracto a lo concreto.

El pensamiento científico no camino de lo concreto a lo abstracto, sino de lo abstracto a lo concreto.
Se suele pensar que en la calle, los bares, los taxis, en los teledebates del corazón se dicen cosas muy concretas y que en cambio en la ciudad universitaria, en la academia, etc. se dicen cosas muy abstractas. Al menos Sócrates, Descartes, Galileo, Kant, Hegel y Marx estaban convencidos de lo contrario. Cuando la conciencia vive las cosas ''a ras de tierra'', poniendo en juego certezas puramente sensibles, en contacto con toda la inabarcable riqueza de la realidad, es como si estuviera navegando en un océano de abstracciones.




Lo primero que de forma espontánea se le ofrece a la conciencia es un ''macizo ideológico'' según lo llamó Althusser. La ciencia parte de este tejido ideológico de la conciencia común.
Trabaja en la abstracción en aras de la precisión. Las abstracciones ideológicas de la conciencia espontánea, son abstractas a fuerza de indefinición. Mientras la ciencia camina hacia lo concreto, la conciencia se hunde tanto más en el marasmo de la abstracción cuanto más se le solicita que diga algo concreto.


Positivismo
Es la postura filosófica que pretende poder acceder al conocimiento a partir de los hechos concretos, lo efectivo, lo real, ''lo positivo''.
Tiende a ignorar la necesidad de construcciones teóricas previas para que los hechos mismos se nos puedan dar como ''hechos'' definidos y concretos.


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